¿POR QUE BUSCA DIOS AL HOMBRE?

 

Nos hemos dejado extraviar por el enemigo de Dios.
SATANAS, EL ENEMIGO,
ES UN SER REAL
que existe, pero que desea pasar inadvertido para poder mejor engañar

En todas la religiones se da el hecho de que el hombre busca a Dios. Pero en el Cristianismo no sólo el hombre busca a Dios, sino es Dios mismo Quien -en Jesucristo, Dios y hombre verdadero- viene a buscar al hombre, para rescatarlo, para redimirlo y para llamarlo a la intimidad con El.

Y Dios busca al hombre, “que es Su propiedad particular”, pues es nuestro Creador, y lo hace de maneras diversas, según la persona, según la época en que vivimos. Y ... ¿por qué busca Dios al hombre hoy?

Nos decía el Papa Juan Pablo II en su Carta Apostólica En el Umbral del Tercer Milenio: “porque el hombre se ha alejado de El, escondiéndose como Adán (Gen.3, 8-10). El hombre se ha dejado extraviar por el Enemigo de Dios. Satanás lo ha engañado, persuadiéndolo de ser él mismo dios y de poder conocer como Dios el bien y el mal, gobernando el mundo a su arbitrio sin contar con la Voluntad Divina”.

Y en esta cita de Juan Pablo II vemos dos puntos muy importantes que deja bien sentados quien era el representante de Jesucristo en la tierra:

1) Al diablo lo llama por su nombre: Satanás. Y lo menciona como lo que es: un ser que existe como tal y que es el Enemigo de Dios, que sigue tratando de engañar al hombre. No habla el Papa del mal como un mero principio o idea, como el mal en oposición al bien, error muy difundido en nuestro mundo actual -y aún dentro de la Iglesia- sin darse cuenta los que lo sostienen y promueven que le hacen el juego al Demonio, ya que “pasar inadvertido corresponde a sus intereses” (Juan Pablo II, 13-agosto-86).

2) También dejaba el Papa bien sentado cuál es una de las formas en que el hombre se ha dejado engañar por el Demonio: éste lo ha convencido -igual que a nuestros primeros progenitores- de que puede llegar a ser como Dios y a conocer como Dios entre el bien y el mal

. Son éstas dos, entre muchas otras, ideas centrales del New Age, esa corriente de pensamiento que pretende llevarnos a un mundo sin Dios, aunque aparente lo contrario. Por una parte, el creer que podemos llegar a ser como Dios, si logramos desarrollar un poder ilimitado que supuestamente tenemos dormido, aplicando técnicas especiales venidas -por cierto- del ocultismo. Y por otra, hacernos creer que podemos decidir lo que es bueno y lo que es malo, según nuestra propia conciencia, dejando a Dios de lado y llegando al extremo de creer que el ser humano puede gobernarse a sí mismo y gobernar al mundo a espaldas de Dios. El resultado: el caos que vivimos, que tiene su origen en estas posturas que van en la línea del New Age.

Dios, entonces, busca al hombre, pues quiere inducirlo a abandonar los caminos del mal, en los que tiende a adentrarse cada vez más. Lo busca para que el hombre se vuelva a El, es decir, se convierta, se reconcilie con El, reconozca a Dios como su Creador, su Dueño, su Padre. (cfr. En el Umbral del Tercer Milenio)

Y porque el deseo de conversión y de renovación personal es importante, el Papa Juan Pablo II lo planteaba constantemente en sus homilías, discursos, catequesis y mensajes a los Obispos del mundo entero, como medio para lograr el “objetivo prioritario” cual es el “fortalecimiento de la fe de los cristianos”.


INDICE 8. - La caída de los ángeles y la caída de los hombres
AMNA
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