Dos visitas al Infierno

VISITAS AL INFIERNO

CASO II:
TAMARA LAROUX,
LA BAJADA AL INFIERNO
DE UNA ADOLESCENTE

Por pura misericordia de Dios, Tamara Laroux está viva, es hoy una preciosa mujer de treinta años y por fin es feliz. Pero no era así cuando fue una adolescente. Entonces era solo una muchachita solitaria y asustada, desgraciada, tímida y profundamente herida, a causa del terrible vacío en el que le había sumido el agrio divorcio por el que atravesaban sus padres. Y era tanta su tristeza, que deseó morir...

Los gritos, las peleas y los insultos que se propinaban, la dejaban en un estado de tristeza y vulnerabilidad tal, que pronto se acostumbró a encerrarse en su cuarto, echar la llave y pasar largas horas pensando en acabar con su dolor. Sintiéndose siempre erróneamente rechazada por sus padres (que la amaban mucho a pesar de sus desavenencias), sola y perdida, un fatídico día descubrió que se había rendido a la vida. Y entonces, atormentada por sus inseguridades y una fuerte depresión adolescente, una triste mañana tomó la más temible decisión:  acabaría lo antes posible con su vida disparándose una bala en la sien.

Desgraciadamente en Estados Unidos no es complicado adquirir un arma y mantenerla en el hogar, querido lector. La madre de Tamara había adquirido una con la intención de defender a su familia en caso de robo. Tamara lo sabía, y lo que es peor: conocía su escondite en la mesilla de noche del dormitorio principal. Se encaminó hacia él, tomó la pistola y se escondió con ella en un vestidor. Miró el arma unos segundos mientras la acariciaba con unos temblorosos dedos.  El corazón le palpitaba frenéticamente y se vio envuelta en un terrible miedo... Pero sus pensamientos la empujaban irremediablemente hacia una sola idea: acabar de una vez con su sufrimiento. Así que acarició la culata y apuntó el cañón a la cabeza, y elevando la voz gritó desesperadamente: «¡Perdóname, Señor!».

En ese instante, justo cuando se disponía a apretar el gatillo, una voz tierna, masculina y llena de amor le habló al corazón. «No apuntes a la cabeza», dijo. Y entonces, de una forma misteriosa, tuvo en forma de flash una visión muy clara sobre sí misma: se vio dañada irreparablemente a causa de una bala alojada en el cerebro, con todo el cabello empapado en sangre y la cara desfigurada para siempre. Aterrorizada y pensando en la terrible escena que encontraría su familia, pero aún decidida a matarse para acabar con su sufrimiento de una vez, deslizó la pistola hacia el corazón y... ¡disparó!

Solo tenía quince años.  La muchachita notó cómo su vida se desvanecía en un inmenso charco de sangre. Su pulmón había sido perforado peligrosamente, pero, por un increíble milagro, la bala no dañó ningún vaso primario del corazón. Entonces Tamara vio cómo su alma se desprendía del cuerpo y viajaba a mayor velocidad que la luz, atravesó el suelo y cayó en un terrible abismo situado en el centro de la tierra.  Fue así como comprendió la más espantosa de las realidades: se había condenado.

DOS CASOS DE VISITA AL INFIERNO reseñados en el libro
CIELO E INFIERNO:  VERDADES DE DIOS
de María Vallejo-Nájera
TULO

 

 

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