Dos visitas al Infierno

VISITAS AL INFIERNO

VISITA AL INFIERNO DE
SANTA FAUSTINA

Lo siguiente sobre el Infierno es tomado del Diario de Sta. Faustina (Octubre 1936 - Diario #741), lo cual escribe durante su Retiro anual, en Cracovia, el 20 de octubre de 1936:

“Hoy, un Angel me llevó a los precipicios del Infierno. Es un lugar de grandes torturas. ¡Es impresionante el tamaño y la extensión del sitio!

“He aquí los tipos de torturas que vi: La primera tortura en que consiste el Infierno es la pérdida de Dios. La segunda es el remordimiento de conciencia perpetuo. La tercera es saber que esa condición nunca va a cambiar. La cuarta es el fuego que penetrará el alma sin destruirla -un sufrimiento terrible, ya que es un fuego puramente espiritual, encendido por la ira de Dios. La quinta tortura es la permanente oscuridad y un terrible hedor que sofoca, y que, a pesar de la oscuridad, los demonios y las almas de los condenados se ven y ven toda la malignidad, tanto propia como de los demás. La sexta tortura es la compañía constante de Satanás. La séptima tortura es la horrible desesperación, el odio a Dios, las palabras horrendas, las maldiciones y las blasfemias.

“Estas son las torturas que sufren en general todos los condenados, pero éste no es el fin del sufrimiento. Hay torturas especiales destinadas a las almas en particular. Son los tormentos de sus sentidos. Cada alma pasa por sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionados con la manera en que han pecado.

“Hay cavernas y fosos de tortura en la que cada tipo de agonía es diferente. Yo hubiera muerto con la simple visión de esas torturas, si no hubiera sido porque la omnipotencia de Dios me sostenía.

“Que sepa el pecador que será torturado por toda la eternidad en aquellos sentidos que utilizó para pecar.

“Estoy escribiendo esto por mandato de Dios, para que ninguna alma pueda excusarse diciendo que no existe el Infierno, o que nadie ha estado allí, y que por tanto no puede saberse cómo es.

“Yo, la Hermana Faustina, por orden de Dios, he visitado los abismos del Infierno, para poder hablar a las almas sobre esto y para poder dar testimonio de su existencia. He recibido el mandato de Dios de dejarlo por escrito.

“Los demonios estan llenos de odio hacia mí (por esto). Lo que he escrito es sólo una sombra pálida de las cosas que vi allí. Pero sí noté una cosa: que la mayoría de las almas que están allí son las que se han negado a creer en el Infierno.”

Coinciden los Teólogos en que la más horrenda de las penas del Infierno es la pérdida definitiva y para siempre del fin para el cual hemos sido creados los seres humanos: la posesión y el gozo de Dios, viéndolo "cara a cara". Ya que sólo Dios puede satisfacer el ilimitado deseo de felicidad que El mismo ha puesto en nuestra alma para ser satisfecho sólo por El, puede comprenderse cuán grande puede ser la pena de no poder disfrutar de lo que se denomina la Visión Beatífica. Para resumir esta pena en palabras de San Agustín, "es tan grande como grande es Dios".

Jesucristo también nos da algunas descripciones del Infierno, en el que otro de los tormentos es el sentido de eternidad. Es un sitio de fuego, pero es un fuego que no se extingue, sino que es eterno, sin descanso, sin tregua, sin fin ... para siempre ...

"Los malvados ... los arrojará en el horno ardiente. Allí será el llanto y el rechinar de dientes" (Mt. 13, 42). "Y a ese servidor inútil échenlo en la oscuridad de allá afuera: allí habrá llanto y desesperación" (Mt.25,30). "Malditos: aléjense de Mí, al fuego eterno" (Mt. 25, 41).

 

 

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