PADRE PIO de PIETRALCINA

El día de la beatificación del Padre Pío fue tal el entusiasmo en el mundo católico que la Plaza San Pedro y sus adyacencias resultaron insuficientes para acoger a todos los peregrinos, por lo que hubo de habilitar también la Basílica de San Juan de Letrán, con dispositivos especiales de pantallas y con la presencia allí del Papa enseguida de la ceremonia en San Pedro.

Y ¿quién es el Padre Pío?  Es un santo de nuestros días.  Cierto que nació a fines del siglo 19, en 1887, en una pequeña aldea al sur de Italia (Pietralcina), pero murió  apenas en 1968 a la edad de 81 años. 

Muchas fueron las personas, que aún viven que lo conocieron en persona, al visitarlo en el Monasterio de San Giovanni Rotondo, también en Italia, donde vivió durante 52 años; es decir: casi toda su vida sacerdotal, pues allí llegó 6 años después de haber sido ordenado Sacerdote. 

Esas personas recuerdan su devoción al celebrar la Santa Misa, su dolor físico al pronunciar las palabras de la consagración, así como su cara angelical al elevar la Hostia Consagrada y adorar al Señor en ese momento culminante de la Santa Misa.

El dolor físico que se notaba estaba relacionado con los estigmas visibles y sangrantes que Padre Pío tenía.  Eran las marcas de la Pasión de Cristo en su cuerpo, las cuales le causaban un inmensísimo dolor físico y una terrible incomodidad. 

Dicen los frailes capuchinos que lo asistían, que sólo de la herida del pecho fluía una cantidad de sangre equivalente  más o menos a una taza.  Y esto, diariamente.  El Padre Pío ofrecía todo esto por la salvación de las almas. 

Los estigmas eran tal vez la gracia extraordinaria mas notoria en el Padre Pío, que se podían apreciar aún a pesar de los mitones marrones que llevaba siempre puestos, menos en el momento de la Consagración. 

El Padre Pío es de los pocos hombres que ha llevado estas llagas sagradas -la grandísima mayoría han sido mujeres.  Es, además, el único Sacerdote que las ha llevado.  El primer estigmatizado de que hay record en la Iglesia fue San Francisco de Asís ... pero no era Sacerdote.   El Padre Pío es, además, la persona que ha tenidos los estigmas de Cristo por más tiempo:  durante 50 años.

El Padre Pío fue recipiente de muchas otras gracias extra-ordinarias.  Entre éstas:  el don de bilocación; es decir, el poder estar presente en dos sitios a la vez.  Hay muchísimos testimonios sobre el Padre Pío al respecto:  se ha reportado la presencia del Padre Pío en sitios de la misma Italia y aún en países del extranjero, aconsejando a un pecador o dando esperanza de sanación a un enfermo en un sitio lejano, mientras otros sabían que el Padre Pío no se había movido de San Giovanni Rotondo.

Otra de estas gracias extra-ordinarias en el Padre Pío fue el conocimiento y penetración de las conciencias y la capacidad de exhortar y estimular a los que se iban a confesar con él.  Podía conocer los pensamientos, la interioridad y la situación espiritual de sus penitentes, y a la vez convencerlos de tomar prontamente el camino de la salvación.  Los más grandes milagros que hizo el Señor a través del Padre Pío, fue en el confesionario, en las personas que se acercaban a consultarlo o a confesarse con él.  ¡El Padre Pío pasaba hasta 12 y 14 horas en el confesionario!  Y había gente que hacía esperas de hasta 15 días para confesarse con él.

Se cuenta que uno de esos penitentes fue el Papa Juan Pablo II, quien cuando era un joven Sacerdote estudiante en Roma, fue a ver al Padre Pío con un compañero de estudios, otro Sacerdote joven.

Este cuenta que al salir del confesionario el Padre Karol Woitila le dijo bromeando que el Padre Pío le había dicho lo había visto vistiendo sotana blanca papal y ésta manchada de sangre.  De ser esta historia cierta, no es de extrañar que hayan sido precisamente los Obispos Polacos, presididos por el entonces Cardenal Woitila, los que primero pidieron a Roma la apertura del proceso de beatificación del Padre Pío.

Fue así, entonces, como la vida sacerdotal de este nuevo Santo, el Padre Pío de Pietralcina, fue dedicada a ganar almas para Dios a través de la participación en los  sufrimientos de Cristo y a través del apostolado en el Sacramento de la Confesión.

Ahora ... ¿cómo se describe a sí mismo el Padre Pío?  ... “Yo soy un pobre fraile que ora”.   Y  ¿qué consejo nos dejó el Padre Pío?  Uno muy importante y muy sencillo:  “Oren.  Oren.  Oren”.  Ese es su consejo. 

El Padre Pío es un Santo universal, pues su mensaje es válido para todos los hombres:  su mensaje es un llamado a la oración.

Imitemos al Padre Pío en dos cosas que son para todos nosotros:  aceptar con paciencia y entrega los sufrimientos, para asemejarnos cada vez más a Cristo, y oremos ... oremos con toda la asiduidad que podamos.  Sigamos el consejo del Padre Pío:  “Oren. Oren. Oren”.

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