LA CENIZA EN LA SAGRADAS ESCRITURAS
Veamos lo que es la ceniza y el polvo en las Sagradas Escrituras.
Isaías habla del idólatra como “un hombre que se alimenta de cenizas” (Is. 44, 20).
La idolatría, el gran pecado de los tiempos antiguos, pero también de ahora, porque cada civilización se crea su propios ídolos, a los que el Libro de la Sabiduría denomina “invenciones engañosas de los hombres” (Sab. 15, 4) . Hoy en día tenemos también nuestros propios inventos, nuestros propios ídolos. Así que el término de idólatra también se refiere a nosotros hombres y mujeres del Tercer Milenio. Y he aquí lo que nos dice el Señor sobre los idólatras: “Su corazón es cenizas, su esperanza es más vil que el polvo, su vida más miserable que la greda, porque desconoce al que lo formó y le infundió un alma capaz de actuar y un espíritu de vida” (Sab. 15, 10).
Dios, por boca del Profeta Ezequiel, anunciando la destrucción de la ciudad de Tiro, dice así de sus habitantes, expertos en navegación y comercio, pero pecadores porque imbuidos en su riqueza material, no tenían en cuenta a Dios: “se cubrirán la cabeza de polvo y se revolcarán en ceniza” (Ez. 27, 30). Y el Señor, a través del mismo Profeta Ezequiel,nos hace ver que el resultado del pecado no puede ser sino la ceniza, cuando se refiere al Rey de Tiro: “Te he reducido a cenizas” (Ez. 28, 18).
Así que para reconocer ante los demás y para convencerse a sí mismos que realmente eran “polvo y ceniza”, algunos personajes de la Biblia se sientan sobre ceniza o se cubren la cabeza de ceniza: Job: Por eso me retracto, y me arrepiento en el polvo y la ceniza. (Job, 42, 6); el Rey de Nínive, ante la predicación de Jonás: Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, éste se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. (Jonás 3, 6).
Jesús mismo menciona la costumbre al referirse a dos ciudades que no habían acogido su mensaje de salvación "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. (Mt. 11, 21).
Al saber de los desmanes que Holofernes, jefe del ejército de Nabucodonosor, había hecho en los pueblos vecinos, los israelitas, recién regresados del exilio en Babilonia, se asustan, por lo que “todos los habitantes de Jerusalén ... se cubrieron la cabeza con cenizas” (Judit, 4, 11).
En Abraham, nuestro padre en la fe, modelo de humildad, docilidad y entrega a Dios, la ceniza tiene su verdadero sentido, cuando orando se reconoce nada ante el Creador: “Sé que a lo mejor es un atrevimiento hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza” (Gn. 19, 27).
Cubrirse de cenizas significa, entonces, el realizar en forma tangible un reconocimiento público, por el cual nos declaramos frágiles, incapaces, pecadores, en busca de la misericordia de Dios. Al que reconoce y realmente cree que es nada, al que se sabe necesitado de la misericordia divina y de la salvación que nos trajo Jesucristo, El cambia la tristeza en alegría y la ceniza en corona, cuando nos promete por boca del Profeta Isaías “una corona en vez de ceniza” (Is. 61, 3).
MEDIOS DE CONVERSION:
¿Herramientas que nos ayudan a volvernos a Dios? Retiros durante la Cuaresma, Jornadas de Reflexión, etc. Más oración y recogimiento. Durante estos días de Cuaresma, tratemos de reflexionar sobre Dios y sobre nuestra relación con El para poder comenzar a “amar a Dios sobre todas las cosas”. A esto nos invita la Cuaresma.
Y la conversión debe ser verdadera, no aparente. Por eso nos dice Joel: “enluten su corazón, no sus vestidos”. Es decir: el cambio debe ser interior, en el corazón. En esto consiste el verdadero arrepentimiento de las faltas, pecados, vicios, etc. Cada uno, en el interior de su corazón sabe cuál es aquella falta que el Señor desea que deje. Y la Cuaresma es el tiempo propicio para ese arrepentimiento. Y el arrepentimiento es una gracia que el Señor nos concede si realmente lo deseamos.
“Pues bien”, nos dice San Pablo en la Segunda Lectura, “ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación”. El Señor, que siempre está abierto a perdonar a quien desee arrepentirse, el Señor que siempre está dispuesto a ayudar a quien desee ser mejor, está especialmente pendiente en este día de penitencia en que nos humillamos reconociéndonos “polvo”, y también en este tiempo de gracia llamado Cuaresma, que hoy comenzamos.
PRACTICAS CUARESMALES:
¿Cómo llegar a este espíritu cuaresmal? Jesucristo nos indica en el Evangelio los medios especiales para ser humildes, para arrepentirnos y para convertirnos. Son la oración, la penitencia o el ayuno, y la limosna. Los ejercicios del ayuno, la limosna y la oración nos ayudan a disciplinar la sensualidad, la avaricia y la falta de humildad, especialmente en forma de autosuficiencia o independencia de Dios.
Estos ejercicios del ayuno, como respuesta a la sensualidad, de la limosna para atajar la avaricia, y de la oración para ayudarnos a crecer en humildad y dejar la autosuficiencia, quieren ayudarnos a desprendernos de esas inclinaciones y malos hábitos que impiden la acción de Dios en nosotros y que son obstáculos en nuestro camino hacia El.
Durante estos cuarenta días que nos preparan para la Semana Santa, intensifiquemos nuestra oración. ¿No rezas nada? Comienza por rezar un Padre Nuestro, una Ave María y un Gloria. ¿Ya haces esto? Trata de rezar una decena del Rosario, ven a hacer una visita a Jesús, que está presente en el Sagrario. ¿No vas a Misa los Domingos? Ven, a partir de hoy, todos los Domingos a Misa. ¿Ya haces esto? ¿Por qué no venir algún día o varios días durante la Semana, a Misa y a comulgar? ¿Necesitas confesarte para aliviar esa culpabilidad que pesa y que molesta y que, además, ofende al Señor? ¿Qué mejor tiempo que éste, que es tiempo de arrepentimiento y conversión?
El ayuno, que puede ser más estricto o menos estricto, según se pueda, es un ingrediente importante dentro del espíritu cuaresmal y es un sacrificio agradable a Dios. Negarse algo que a uno le gusta es un buen ejercicio espiritual.
Puede ayunarse no sólo de alimentos y de bebidas. Puede ayunarse de cigarrillo. Puede ayunarse de televisión e internet, por ejemplo. ¡Qué bien nos haría personalmente y qué bien haríamos dedicando parte del tiempo que pasamos ante el televisor o en internet, a orar en familia, a leer o estudiar la Biblia o en hacer alguna obra buena en favor de alguien necesitado de una enseñanza, de un consejo o de una ayuda cualquiera!
La limosna a los necesitados se refiere a todas las obras de misericordia, tanto materiales como espirituales: dar de comer al hambriento de pan ... o al hambriento de conocimiento de Dios. La práctica de las obras de misericordia, cuando se realiza con recta intención, es decir, con el sincero deseo de agradar a Dios y de ayudar, es fuente de muchas gracias.
La práctica del ayuno, la limosna y la oración fortalecen en la fe. Son medios para evitar la sensualidad, avaricia y autosuficiencia tan común en los seres humanos de siempre, pero muy especialmente de nuestro tiempo.
Los ejercicios del ayuno como respuesta a la sensualidad, de la limosna para atajar la avaricia, y de la oración contra la autosuficiencia, quieren ayudarnos a desprendernos de lo que impide la acción de Dios en nosotros. Estos ejercicios nos abrirán mejor a la acción de Dios en nosotros.
COMO PRACTICAR LA ORACION, PENITENCIA Y LIMOSNA:
Lla oración, penitencia y obras de caridad, deben ser realizadas siempre en humildad, como muy expresamente nos pide el Señor en el Evangelio. Quien haga estas cosas para ser reconocido o alabado, no sólo se pierde de sus frutos y de practicar un verdadero espíritu cuaresmal, sino que comete ese pecado escondido de falta de rectitud de intención, de impureza de corazón.
La oración, la penitencia y las obras de caridad son los medios para regresar a Dios y para acercarnos más a El. De eso se trata la Imposición de la Ceniza, de eso se trata la Cuaresma que hoy iniciamos.
|